Comentario
Al día siguiente del ataque, y tras haber recurrido a las reservas, comenzó el asalto al Suribachi, que dominaba decisivamente la playa de desembarco y era el principal origen del fuego que la asolaba. Bajo el mando del coronel Harry "Horse" Liversedge los "marines" avanzaron hacia las pendientes del volcán provistos de lanzallamas y cargas de explosivos. Al asalto aportó su concurso la aviación, que empleó profusamente unas nuevas bombas de gasolina mezclada con "jabón" de aceite de palma que provocaban persistentes llamas viscosas y adhesivas y que comenzaban a ser llamadas "napalm". También bombardearon el Suribachi los carros lanzacohetes, la artillería naval y la ya desembarcada. Todo el arsenal incendiario y explosivo del Ejército de los Estados Unidos fue concentrado en el volcán apagado de Iwo el día 20, pero los "marines" no pudieron pasar durante el día y tampoco durante la noche, en la que la luz de las bengalas japonesas los clavaron al suelo.
En la noche del 21, una gran tormenta oceánica produjo una pausa en las operaciones, si bien los bombarderos de artillería prosiguieron. Pero el 22, bajo la lluvia, los norteamericanos completaron el cerco del volcán. Algunos japoneses comenzaron ya entonces, enloquecidos por las explosiones, a suicidarse en la cumbre del Suribachi cara al norte, vueltos hacia el Palacio Imperial de Tokio. El día 23, al alba, los asaltantes llegaron a la cumbre, es decir, al borde del cráter, donde izaron la bandera estrellada dando lugar así a la que ha sido llamada "la más célebre fotografía de la guerra 1939-1945".
La verdad histórica obliga a señalar que en la cumbre del Suribachi hubo en realidad dos fotos célebres. La primera fue tomada por el sargento Lowery en el momento en que el teniente Harold Schrier, los sargentos Thomas y Hansen, el cabo Lindberg y el soldado ("marine") Michel izaban la bandera. La dramática foto pudo serlo más todavía puesto que, en ese mismo momento, dos japoneses surgidos de la niebla se abalanzaron contra el grupo y dieron muerte a alguno de los presentes antes de ser a su vez acribillados a balazos. La segunda fotografía, tomada ésta por el corresponsal de Associated Press Joseph Rosenthal, fijó el gesto del sargento Strank, el cabo Block, los soldados Hayes, Sousley y Gagnon, y el enfermero Bradley, todos ellos de la 5.ª División, izando conjuntamente una gigantesca bandera sobre el disputado Suribachi.
Los combates de limpieza y rastrilleo se continuaron aún violentos en las grutas y anfractuosidades del sangriento monte, donde los últimos japoneses hicieron gala de una resistencia suicida y de un extremado salvajismo. Muestra de la aspereza de los combates es que, de los protagonistas de las fotos, Thomas, Hansen, Sousley, Strank y Block perecieron allí.